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29.12.14

Audrey

Por Equis.
Seré tu desastre
y tú mi Manhattan.

A ella le gusta montarse películas,
se acomoda en su solitaria retina la niña que lleva dentro
y ve la proyección del residuo del movimiento,
fijándose minuciosamente en el cambio para comprender
sus consecuencias.
Su pupila eclipsa el iris hasta lograr
esa mirada tan peligrosamente analítica,
una búsqueda constante de lo honesto y tierno,
y ver en ti la fragilidad del hombre de cristal,
la delicadeza encarnada en tu forma de hundir la mano,
hacer crema catalana de tu piel nívea
hasta que cierres los ojos
y despiertes de repente en los créditos de la película.

Y de mí no puedo decir más
que sospecho ser demasiado peliculero
en el amor.

(Equis, La Fanzine, diciembre 2014)

25.12.14

Tóxico

Por Equis.
Sin alivio entre líneas.
Cicuta en verso para tus oídos,
ojos y fauces.

Como libros de tapa blanda
que después de leerlos
quedan permanentemente abiertos,
como si después de robarte el tiempo
quiera invadir tu vida al completo,
el quid pro quo por la intimidad de ambos.

Existen ocasiones en las que no brindan los
alicientes suficientes para corregir el ápeiron
del humano.
Lamentable vida
la de aquél que solo sigue
sombras de las páginas pasadas
que nos hicieron perdernos de la trama.

Vidas encuadernadas
en algo tan simbólico
como la muerte de la majestuosa natura.
Sin dejar lugar al génesi innato,
brotando sin parar
y astillándome por dentro.
A pesar de ello continúo leyendo insaciablemente
dónde termina la realidad
y empieza mi sed.

22.12.14

Cicuta en verso


Por Equis.
De pequeño un loro me dió una tarjeta naranja
que pronosticaba que de mayor sería piloto.
Fue entonces cuando cambió todo,
cuando aprendí la verdadera importancia de leer,
y así hasta hoy en día,
dónde me encuentran leyéndote en todos lados,
con un cojín y en el suelo,
sentado en la cama mientras la cortina juega
con tus páginas más íntimas
o en el sofá tomando posturas imposibles.
Valiente el alma del que se atreve a probar la literatura
pensando que regresará ileso.
Siento envidia del que vuelve con el libro e intacto,
demostrando que es el libro quien lo ha pasado mal con el otro.
Cuando yo leo juego a los bolos con mis principios,
arrojo cada palabra de sus páginas sobre mí hasta deshacerme,
erosionarme completamente para
fingir que me vuelvo a conocer mientras aprendo a conjugar
tu primera persona del verbo ser.

Me sumerjo en novelas de misterio en el sofá,
palpo la asfixia con sonetos en el suelo de la terraza,
y los libros más adictivos me acompañan hasta el baño.
Ese es el riesgo de aventurarse a leer,
condenado eternamente a perder y encontrarme
entre cumbres de libros.
Hay veces que estoy tan atrapado en la lectura que olvido comer
y termino el libro a medianoche
debiéndole a mi cuerpo una cena,
y no es hasta que me ruje el estómago
que pienso en merendarme el mundo,
como lo pudo hacer cualquier otro muerto de hambre.

De pequeño un loro me dijo que de mayor sería piloto,
lo que no sabía es que un libro sería mi avión.

15.12.14

Nomofobia

Por Equis.
Esta tarde mi móvil se ha arrojado a la papelera de debajo de la mesa
le he dado un pequeño golpe con el dedo
y exagerando se ha lanzado de cabeza 
jugando con el cable de alimentación.
Es obvio que con aquel insignificante empujón
ningún otro teléfono habría caído
pero el mío sí.

Quizás él también esté cansado de no abandonarme
otro viernes esperando tu llamada.

8.12.14

Natura ex machina II

Por Equis.
Incrédulos y cerrados de mente alejaros de estos versos
escritos con la intención de sentar tan mal como la realidad.
Como la naturaleza mayúscula
el sentimiento lo ignora todo,
incluso enmudece la conciencia.
Supongo que eso nos ocurrió,
o quizás volvimos demasiado rápido a la realidad.

El problema innato del hombre
es atracción por lo distinto,
la curiosidad produce tal desvarío sentimental
que nos lleva a querer perdernos,
huir de todo y de todos
aunque lamentablemente
no de mí.

Llego a la conclusión de porqué me evado.
Todo es yo, YO, YO
excepto cuándo choco con otro extremo
y llegas .

El paisaje se vuelve todavía más ajeno a mí,
anexo como el orden de la natura,
o del arte,
o de tí.
Polaridades intermitentes
que se hacen reflejo la una de la otra
por su extremismo rotundo
como la realidad.

Tampoco me considero un genio,
ni un poeta, ni un yo especial. 
Todo lo que sé es por la enormidad
de aquello que observo,
podría hablarte de la realidad y la natura
sin terminar de conocerla,
pero no podría decir nada acerca de tí
si terminara de conocerte.

Realmente somos
tan poco...

1.12.14

Paralelas horizontales


Por Equis.
Da igual cuanto beses
si terminarás arrojándote a los versos.
Da igual.
Mi naturaleza me empuja a
presentar en mi hojas
y añadir parches
a las heridas en mi costura,
mas no me llenan su vacío
pero me recuerdan que da igual.

Da igual qué cene si acabaré arrojándome al cenicero,
da igual cómo amé si terminé arrojándome a la amargura,
da igual cuándo lo haga si acabaré ahogándome,
da igual dónde haya perdices si terminaré arrojándome a la pérdida,
no importa porqué me arroje si acabaré escribiendo a tinta roja.

Paralelas horizontales que restan
importancia  a  todas  las  cosas.

Tú que conoces al gato y al perro,
sonríete,
porque no importa las veces te estrelles
si continuas cazando estrellas.

Da igual que se escriba de corazón
si las palabras no sirven de coraza.
Por eso me dan igual
las estrellas,
las cenizas,
la amargura,
mi asfixia,
las pérdidas
y la sangre.

Sonríete,
tanto a tí
como a mí
nos das igual.

24.11.14

Natura ex machina


Por Equis.
La tierra arranca las costuras del verde,
las hojas en valde retan el viento
y los tallos destripan el cielo al crecer.
El aire respira con sentimiento
y capta aves hasta caer el anochecer
para arrancarles plumas con "lo sientos".

Se repite el perderme por sus parajes
viendo la miniatura que es el cielo,
mínimo entre las brechas más salvajes
que el brotar de la natura permite.
Ave que sufre sabe cuando alzar vuelo,
naufraga y se niega a pedir ayuda.

Sin remite y ante la realidad cruda.

20.11.14

El hombre que bebió con un tal...


Por Equis.
La noche era invadida por el azabache de las nubes. Barcelona se volvió un aguacero gris en cuestión de minutos. Las calles eran una cloaca de hormigón y cemento, infestada de una caterva de ignorantes y plagas de drogadictos. Como muchos de ellos, terminé encerrándome en un bar de mala índole para resguardarme de la borrasca. Enfile un pasillo de baldosas rojas hasta el mostrador del garito. Dejé caer las monedas sobre la barra y pedí Whisky con tónica. Las monedas se quedaron bailando en circulos hasta que el camarero las acompañó con la mano hasta depositarlas en la caja. Mientras esperaba que me sirvieran la bebida miré a mi alrededor en busca de alguna mesa solitaria o lejos del rumor que producía la carroña que habitaba aquel antro, y en cuanto la tuve me dirigí a un rincón oscuro del local. Las luces que alumbraban la mesa estaban fundidas, era el lugar ideal para relajarse. Coloqué el vaso en la mesa de madera y me dejé caer levemente sobre el banco acolchado de en frente de la mesa. Cuando me acerqué a los labios el vaso me di cuenta de que a mi derecha había alguien, en otro banco situado en otra pared que convergía en aquel rincón. Tragué y volví a posar el vaso sobre la mesa mientras trataba de definir claramente la cara de aquella persona solitaria. Visualicé los labios del individuo, una boca barbuda dejaba entrever una lengua que humedecía un papel de liar.  - Buenas noches. - Dijo la voz ronca que se escondía en aquella sombra antes de meterse el cigarrillo de liar en la boca.
Sonreí levemente y le añadí:
 - Igualmente.
Volví a echar un trago, esta vez suspiré después de beber. Desde donde estaba sentado se podía ver la barra, la entrada y las escaleras al piso de abajo del bar. En aquel rincón podía apreciarse todo al detalle, cada gesto, cada mirada... Y todo tras un manto de sombra que me mantenía en el anonimato.
 - ¿Fumas? - Dijo el otro hombre que se encontraba en el rincón.
 - No, gracias. Y adelante, no me importa que fumes.
El hombre encendió un mechero que tenía en la mano y lo acercó al cigarro. Chispas y destellos anaranjados consumieron el cigarro permitiéndome ver junto con la lumbre que producía la llama del mechero su rostro. Sus ojos terminaban con arrugas propias de la edad, y su barba extremadamente poblada hacía deducir que era un hombre adulto de unos treinta años. Vestía una chaqueta de cuero marrón abierta y una camisa a cuadros amarilla con unas gafas de sol tintadas congando en el último botón.
 - Mejor - Añadió el hombre mientras soltaba el humo.
 - ¿Cómo dices? - Dije desconcertado.
 - Lo que digo es que está bien que no fumes -Aclaró el desconocido-. A pesar de que no te conozca encuentro de mala educación desearte la muerte con un cigarrillo.
 - ¿Tampoco será para tanto no? -Supe que el desconocido movió su cara hacia mi por la luz rojiza de su cigarro de liar, así que me apresuré a explicarme- Si tan grave lo considerara no me lo contaría fumando, y no le culpo, seguramente los riesgos de una droga legalizada se exageran demasiado tanto en la tele, como en el paquete--
 - Me temo que estás muy equivocado... -Interrumpió- Las consecuencias del consumo son las mismas independientemente de lo que opinen los medios de información. Y no creas que la gente sea siempre consecuente con lo que hace y lo que dice. Puedo estar en contra del tabaco y ser fumador, precisamente porque es una adicción y cuesta dejarlo puede darse esa contradicción.
El hombre se llevó a la boca una botella de cristal y bebió. Deducí que llevaba tiempo en el bar por el gruñirdo que emitió la botella de cristal al chocar con otras que estaban en la mesa. Hice un trago a mi vaso y seguí escuchando al misterioso fumador.
 - Incluso el empresario que trabaja en la tabacalera puede estarlo. Aunque debe tener suficiente dinero como para callar la conciencia...
 - Se te ve cabreado al decirlo -añadí-, ¿tanto te molesta?
 - Yo tuve un estanco, pero las facturas me hundieron. Tampoco era un negocio muy rentable... Por eso tenía algunas cosas de importación para algunos clientes... Todo fue bien hasta hace dos semanas, hubo un chivatazo y aquí he terminado, sin estanco y sin dinero.
El fumador dejó caer el cigarrillo y echó un sorbo a la botella.
 - Voy a por otra - Dijo mientras se levantaba hacia la barra.
Miré al misterioso hombre mientras andaba. Su mirada despreciadora se paseaba por todo el bar mientras se tambaleaba hasta el mostrador del bar. Me resultaba muy curioso que aquel fumador embriagado hubiera escogido la misma mesa que yo, de alguna manera su caracter se asemejaba al mío. El hombre misterioso llegó a la mesa y se sentó con otra cerveza en mano.
 - Y bien, ¿qué te ha llevado hasta esta mesa? ¿Qué me dices de tu vida?
 - Nada sorprendente. Trabajo por las mañanas ayudando a mis viejos en la frutería, y dejo las tardes para mis aficiones. - Me acerqué el vaso a los labios.
 - ¿Qué aficiones? - Preguntó antes de que pudiera ingerir mi Whisky - ¿Beber en garitos?
Emití una corta carcajada y eché un trago.
 - Me gusta leer , escribir poemas, escuchar música... Lo típico - Respondí -. Por las tardes siempre intento ir a dar una vuelta por la ciudad, aunque hay veces que la siesta me puede.
 - Así que frutero y poeta. Bonita combinación pero...
 - ¿Pero...? - Le pregunté.
 - Veo tu vida vacía, te faltan estudios o un buen trabajo...
 - Todo el mundo ve su vida vacía y no creo que eso se llene con estudios. Y ya tengo un buen trabajo.
 - Pero hay bofetadas que mejor que te las den en los estudios antes que en la vida. Puedes estar en contra de la escolarización o el modo de educación actual, pero en contra de la educación no. La vida no depende de los estudios, pero si de lo que te enseñan en ellos. De lo contrario tu vida dependerá de nada... - Añadió con tono burlesco.
 - Sin más complicación: en los estudios fracasé. Y me da igual saber si fue por el método educativo actual o por mi falta de ambición por ello. El caso es que yo no estoy defendiendo mi caso, simplemente digo que aún así todo me va bien. En el futuro algún altibajo tendré, está claro, pero tampoco aspiro a una vida burgesa ni nada por el estilo. No creo que sea un problema el no ansiar a grandes resultados.
 - Tampoco te lo tomes tan a pecho. Lo que digo es que has de hecharle pelotas a la cosa.
 - ¿Te refieres a la vida con la palabra "cosa"? - Pregunté antes de echar un trago.
 - Los escritores sois todos iguales, no veis más allá de las palabras. Que si "a este verso le sobra una sílaba", "a este le falta una sinalefa", juzgáis todo lo que no sean vocablos y todavía no sé con qué poder - Volvió a encender el cigarrillo de liar e hizo una calada -. Si te encuentras en esta mesa de bar es porque al igual que todos, arrastras una vida. Los valientes no escriben, actúan.
 - Tampoco veo mucha diferencia con sentarse aqui a fumar Amber Leaf y beber cerveza. - Dije un tanto molesto.
 - Touché... - Dijo mientras reía - Pero no te pongas a la defensiva, has de ser un poco autocrítico. Sino eres analítico contigo mismo no te lo permitas con los demás.
 - El caso es que desde fuera y conociéndonos de sopetón dificilmente se puede apreciar la personalidad del otro. Especialmente si la otra persona es tímida o cerrada emocionalmente.
 - ¿Un poeta tímido? De estos no los había en mi época. Creo antes en la poesía reivindicativa que no en la sentimental,  creo en Vallé-Inclán antes que José Zorrilla.
Hice un trago largo y acabé de vertir la tónica en el vaso.
 - Yo te veía más como Lope de Vega, pero si tú dices Vallé-Inclán, Valle-Inclán...
 - A tí se te ve de Federico García Lorca. - Añadió intrigantemente rápido.
 - Espero no tener que tomarmelo en el mal sentido... De cualquier manera te equivocas, el escritor al que más admiro es Bukoski -Bebí en espera de una contestación, y al no tenerla continué -. A propósito mi nombre es Alejandro, encantado...
El fumador misterioso se quedó en silencio unos segundos y dijo:
 - Max Estrella, un placer - Y movió su mano hasta estrecharla conmigo -. Así que del realismo guarro... Deja que te diga algo, la realidad no es lo que tu crees. La realidad no es turbia y sucia como tú ves. Es transparencia y azar. En ningún momento te enseña las cosas como son, solo lo malo y lo bueno de ello, como un cristal transparente que solo refleja luz o hace sombra, pero no tiene contorno alguno.
 - Me parecía haber entendido que estabas en contra de la escritura, ¡pero se te ve hecho un poeta!
 - No te hablo de poesía, te hablo de la realidad. No todo es como parece, nadie es uno mismo hasta que se encuentra ante el espejo del ascensor de madrugada.
 - Siempre y cuando creas que tu peor faceta es la que más te representa, claro. Creeme que a pesar de haber vivido miles de desgracias y haber desaprovechado oportunidades nunca he perdido la esperanza. Creo que eres tú el que tiene una mala concepción de realidad, o realismo. La vida no solo es perder. Y no todas las victorias merecen todo el orgullo que conllevan, eso te hace perdedor.
 - La sociedad actual no está hecha para ganadores. Está para perder y hacer creer que has vencido. Es imposible escapar al sistema, somos lo mínimo de él pero está hecho de manera que lo sea todo.
 - Ahora me he perdido, no sé si estás a favor de ello o no. De cualquier manera te aviso que tampoco te lo has de tomar a pecho, si pierdes la fé en tí y la lucha estás acabado.
 - El típico mensaje de "ten autoestima aunque sea por necesidad", no hay nada más triste que eso. Ni siquiera un eufemismo para enmascararlo... - El fumador movió su mano hacia la cara y se secó las mejillas con el puño cerrado - Ahora nadie gana ni pierde, actualmente las victorias y los logros se miden por el tiempo que duran. Parece que todo es una batalla de quien habla mejor, quien provoca la humillación o el silencio del otro durante más tiempo. Incluso las rupturas son así en la actualidad, tan vengativo es el sistema que la gente sale de ellas simplemente para plantar cara a su antigua pareja. Esa actitud la tuve cuando era adolescente, no es ninguna novedad y sé de sobra que no soluciona nada. Maldita sea, no necesito creer en mi por obligación para salir del paso, necesito saber que valgo.
 - Te entiendo, pero una persona a la que acabas de conocer mientras bebéis birra y Bourbon no creo que sea quien te haya de abrir los ojos. Y si crees que es así, en tu caso me preocuparía. Además, al hablar de conceptos generales como sistema o sociedad no se hace más que localizar el problema, pero no luchar por solucionarlo. Realmente no hay ninguna diferencia entre tú y un escritor realista cualquiera, sin embargo estás enfrontado a ellos. Tu mentalidad un tanto retrógada no puede combinar de ninguna manera con tu razonamiento para sacar nada en claro acerca de la realidad.
El fumador misterioso parecía hundido de repente. Se le había venido encima el mundo al detonar sus principios. Aquel baño de realidad estaba haciendo venir abajo aquella burbuja orgullosa en la que había vivido todo este tiempo.
El supuesto Max Estrella estaba calmando sus nervios rascándose el cuello y arrancando la etiqueta de la botella de cerveza. Eché otro trago a mi vaso para evitar el silencio. No sabía qué decir, resté mudo durante unos minutos. De repente ya no hablábamos, la conversa me había superado y él finalmente había decidido callar. Deseaba tranquilizarlo pero no sabía cómo conseguirlo.
 - No sé qué hacer... ¿Cómo soluciono mi vida?
 - Yo no puedo ayudarte - Me apresuré en decir-, tú has de saber qué hacer con ella, solamente tú.
 - ¿Y si no lo veo claro? - Preguntó mientras emitía una respiración nasal que delataba que había llorado.
 - Lo has de ver claro.
Al realizar el último sorbo a su cerveza se levantó, y sin dejar de acariciar la pared con la mano derecha se dirigió hasta el baño haciendo eses con los pies. Le miré a la cara y aprecié que se le veía abatido.
Tras un buen rato pensando qué podía decirle decidí que en cuanto regresara del baño le explicaría la anécdota de la chica que conocí en aquél mismo bar mientras se iba por la puerta. Lo único que necesitaba era conocer el amor, de una amistad o una pareja.
Me terminé mi bebida y el fumador todavía no había vuelto del baño, así que opté por ir al lavabo para vigilar que no le hubiera pasado nada, que en el estado que iba no sería ninguna sorpresa.
Entré al baño y la luz se encendió. El cristal del lavabo estaba roto en tres puntos y teñido con sangre, como si alguien lo hubiera golpeado. En el suelo se encontraba él, con heridas en los nudillos y la frente y manchado por un río de vómito a su alrededor. 
Hablábamos de realidad rozando los límites de pesimismo y aún así no habíamos contemplado ese final, que lo único que te haya enseñado el sistema sea a tirar la toalla. La realidad es que esta noche otra rata a muerto en la cloaca que es esta ciudad y a nadie le ha importado.

10.11.14

Heterotextual

Por Equis,
para todo aquel que se sienta heterotextual.

Eres dulce rabia y fuego,
placer en silencio y sexo a gritos,
el deseo de un cura por los coitos,
el deseo a falta de riego.

En cambio, yo soy calma y hielo,
grandes heridas y mis vómitos,
fracaso y miles de propósitos,
cárcel de amores y el mal celo.

Quiero hielo y fuego en soneto,
tratar con la metalurgia que me redimía,
nos quiero homogéneo y completo,
pero el nosotros no es más que otro tipo de alquimia.

3.11.14

Entre líneas


Por Equis.
Rompo la cáscara que suponen las sábanas,
salto de la cama y aterrizo en asfalto
quiero escapar y leer hasta que le pierda ganas.
Se busca parque donde evadirse con lectura,
oigo el rumor de obras y me siento falto
de reformas en mi vida como mi tortura.

Dejo muy atrás la endamiada estación de servicio
y cruzo el que fue "nuestro parque" a nado.
Sumergirme en lo profundo es un sacrificio,
recuerdos te tragan a sus mordaces fauces...
Naufrago hasta orilla aún empapado,
huyo del canto de sirena hablando a voces.

Ramas por techo y ahí a lo lejos mi destino.
La luz da en mis ojos como ataque.
Veo un acueducto de piedra, el monte y pinos,
con tallos verdes a ras de sueño como lona.
Y es allá donde se lee hasta que
tiempo difumina horizontes con Cárcelona.

¿Mas cual es el diagnóstico de esta necesidad?
¿Querer saber? ¿El querer vivir?
¿La insuficiencia que me supone la realidad?
Concluyo que es inútil toda mi protesta,
mi arte menor no va a servir
nunca para hallar a mis ansias las respuestas

¿Qué más dará que la vida dé tedio?
Si yo sé que leer,
cada ocho horas,
es el remedio.

27.10.14

Canariera


Por Equis.
Se filtra aura de luz por la cortina
como un trépano constante que habla de
la realidad que asfixia mi retina.
Bajo la persiana y recluyo en jade.

Por suerte el rumor de su voz no se oye,
mas no hay coraza que aprese una mente,
de uno mismo, la que no hay quien no apoye.
Y entonces todo es más que insuficiente.

Mi jaula encoje y elude el contacto
de canarieras que forma la vida
que se engañan y siguen su habladuría.

Surjo hablando y como un tarro compacto:
 - Por favor bajen todos de mi vida
que ya es de todo el mundo salvo mía.

"Se necesitan dos años para aprender a hablar
y sesenta para aprender a callar"
E. Hemingway
Es tan triste que invadan la vida que se me hace insuficiente.

20.10.14

Pizza del sábado noche


Por Equis.
El chico cuelga el teléfono. Garabatea en un post-it la comanda y la pega en un estante de la cocina. A partir de ahí el cheff italiano del que presume el rótulo del local empieza a añadirle a la masa todos los ingredientes. Esa suma continua de elementos se asemeja a lo que encarno mientras espero estirado en mi cama. Un surtido de factores me llevan a volver a pensarla. Enfoco un ángulo que no le gusta a mi sesera, que debería estar olvidado. Pasa un rato mientras trato de evitar pensar en ella otra vez, pero inevitablemente, reincido. Me surge la eterna duda, ¿qué decide que ya has olvidado a alguien? ¿una noche en vela? ¿dos polvos? ¿tres meses? ¿cuatro sonetos? ¿cinco amigos? ¿seis pizzas? ¿siete festivales? ¿ocho libros? ¿nueve porros? ¿O quizás diez lecturas? Cualquiera que afirme conocer la cifra exacta miente, no depende de un factor externo como es el tiempo, depende de nosotros. El timbre del interfono grita, ha llegado la pizza. Cojo el dinero justo y voy a abrir al repartidor. "Aquí tienes", "Gracias" y la conversa se acaba.
La pizza está cortada en ocho grandes trozos sobre la mesa, de fondo se escucha un programa de televisión. Me acerco una porción a los labios para terminar con el mal sabor de boca que me había dejado reincidir en el tema amoroso. Es difícil paliar con una memoria tan mal digerida, en la que al parecer de uno mismo el odio es justificable. Mientras saboreo la porción de pizza me fijo en la estructura blanca de plástico que evita que la cubierta se hunda y destroce la pizza, ¡que útil! mi vida necesita uno de esos. Siempre nos esforzamos en encontrar algo externo que nos ayude, en lugar de ver de qué somos capaces. El hombre se ha amuermado en una sociedad en la que el amor va enlazado con orgullo. El ser humano ha pasado de adaptarse a hacerse pasivo, y por si fuera poco, nos atrevemos a hablar del pasado tan temprano... Y como es obvio, esa suma no da ningún resultado positivo. Decido intentar prestar atención al televisor para dejar de pensar cosas por las que perdemos el interés, la ignorancia en lugar del odio.
Cojo otra porción y la ojeo antes de llevarla a la boca, como la gente debería hacer antes de cometer errores. Tomate frito, una masa poco humeante, sus quesos y especias. La gran diferencia que encuentro entre una pizza de supermercado y una de horno es la dedicación, el estar hecha a mano. Esto es como el amor, si lo basamos en arquetipos e ideales de Hollywood se vuelve previsible y corto de alas. El amor no tiene molde alguno. Ninguna relación es comparable, y menos con modelos ajenos que no tienen ni la mitad de problemas existentes ni sienten la mitad de lo que hacen. Vuelvo a intentar evadirme observando el próximo trozo de pizza que engulliré hasta sacarle el sabor, incluso antes de dejar ir la porción que todavía no me he terminado. Esta vez me fijo en las especias de la pizza, pequeños detalles de sabor que ayudan a la totalidad del plato italiano. Termino de comerme el último bocado sabor a cheddar y dejo ir la corteza sobre la caja de la pizza. Una vez más me estoy dejando lo mejor, la corteza. Vuelvo a pensar. Lo mismo sucede con el amor: la pasividad del humano impide que cada uno saque lo mejor de sí. La única actividad mental notable que hace el humano contemporáneo es trabajarse el razonamiento que según a su parecer argumenta sus actos. El razonar después de haber hecho lo que sea no es ningún argumento válido. Al acabarme otra porción siento un fuerte dolor en el vientre que viene acompañado de náuseas, prefiero pensar que es por comer tanto. Pero tan solo llevo 4 trozos de pizza devorados, así que continuo con mi cena. La vida es una totalidad, todo es negro o blanco, el gris es para indecisos y especuladores de la verdad. Concluyo considerando necesario acabarme la pizza a pesar del dolor de barriga puesto que tengo hambre. Mi obsesiva intención de terminarme la pizza para no pensar me hace recordar la gula. Es un pecado capital como la lujuria. No soy cristiano, pero si considero que algunos actos hechos con buena voluntad y otros con mala intención (pecaminosos desde el punto de vista cristiano). Me doy cuenta de que la gente intenta superar las cosas desplazándose al extremo negativo, y nos incluyo en la palabra gente. Unos con la gula y otros con la lujuria, ¿qué más dará cual sea el camino que tomes para traicionarte a ti mismo y lo que sientes? De repente pienso que quizás lo único que se necesita para olvidar a alguien es una "otra persona". Regreso a la perspectiva auto-crítica y ácida a pesar de que no me guste y me convenzo de que no es así: cada relación es una obra de arte distinta, una evasión de la realidad que según el autor, toma tan solo los cánones que desea. El superar a una persona con otra solo me producirá el apuro de necesitar a alguien constantemente a mi lado, la imposibilidad de vivir sin alguien. Nadie vivirá mi ruina ni habrá sentido tu asfixia, en el fondo estamos solos. Que alguien acostumbrado a ser pasivo sienta además la dependencia de otra persona termina mal. Cualquier suma con la pasividad o con la dependencia por separado, terminan mal. Quiero parar de comer pero aún queda otra porción, parece que me esté comiendo el doble para alimentar el odio que estoy engendrando en el vientre. Un bocado más cerca del final. El hombre pasivo se rinde, es más, vive rendido. Yo prefiero no rendirme a los siete trozos de pizza, he de acabar con este yo interior que a todos nos martiriza alimentando el desprecio y moviéndose entre insultos. Si esa persona que tu buscabas no era yo, y viceversa, quizás nos buscábamos a nosotros mismos. Si tanta razón tenemos cada uno ¿porqué no nos casamos cada uno con uno mismo? Madurar a partir de un error o seguir errando es como comerse una pizza familiar cuando no te encuentras bien. Después de la pizza fui al baño y salí a tomar algo con los amigos, para aliviar mi sesera y no martirizarme más. Luego te volví a ver, a partir de ahí encontré la respuesta que durante tantos minutos buscaba: lo único que nos faltaba para olvidarnos era volvernos a ver.

Basado en una pizza real.
Leer, cada ocho horas, es el remedio

numero de visitas de una pagina web

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